RONALDINHO, UN MES DETENIDO EN PARAGUAY

Hace exactamente un mes, Ronaldinho y su hermano eran detenidos en el aeropuerto de Asunción luego de que se les sorprendiera con pasaportes falsos. De ahí en más, el astro brasileño pasa sus días privado de libertad en una prisión paraguaya, en un cuartel de la Policía Nacional.
Su caso avanza lento, de hecho, hasta tuvo que pasar el pasado 21 de marzo, su cumpleaños número 40, encarcelado. Ex compañeros y variadas figuras del deporte lo saludaron a través de redes sociales y le mandaron aliento. «Ronaldinho está triste, no está nada feliz. A él lo caracteriza su sonrisa, buena onda y forma de ser, pero hoy su sonrisa está apagada. Esa prisión no es lujo, para nada», dijo el ex futbolista paraguayo Nelson Cuevas, quien alcanzó a visitar al campeón del mundo en la prisión. Ahora, sin visitas por la pandemia del coronavirus y con casi 40 grados en el punto más alto del calor guaraní, la pesadilla de «Dinho» aún no acaba. Pero de igual forma, el astro se ha logrado recrear. A la victoria en un partido de fútbol con los internos, en donde se ganó un lechón, se suma un duelo de «futvoley» que fue filtrado a través de un video hace unos días. También, se supo que habría recuperado su celular, y que incluso habló con el ex defensor catalán, Carles Puyol. Asimismo, también se ha sabido que el ex Barcelona tiene televisión y un ventilador – entre otros beneficios-, a diferencia de otros reclusos. En cuanto al caso, los tribunales han denegado tres apelaciones de la defensa del brasileño. Han sido inútiles los esfuerzos por llevar a Ronaldinho y su hermano a un arresto domiciliario, ya que la prisión preventiva podría durar hasta seis meses. Cabe destacar que la empresaria Dalia López, quien ingresó a los brasileños a Paraguay, está prófuga de la justicia. En aquel escenario, el coronavirus hace todo más lento: Sus abogados no presentarían más recursos hasta que todo pueda adquirir cierta normalidad. Por lo pronto, todo señala que Ronaldinho deberá seguir despertando en las mañanas en su celda. La pesadilla continúa…